Nuestra historia comenzó por casualidad…
Nos conocimos sin buscarnos en un evento universitario,
sin imaginar que ese encuentro cambiaría nuestras vidas para siempre.
Él quedó cautivado desde el primer momento y, aunque yo apenas noté su presencia,
no dejó de mirarme durante todo el evento. No descansó hasta encontrarme en redes sociales y,
aunque mis respuestas eran cortas o a veces inexistentes, su perseverancia fue más fuerte.
Después de insistir con paciencia y ternura, logró que aceptara una cita.
Esa primera salida fue suficiente para darme cuenta de su forma de ser,
de su sinceridad, sencillez y su cariño. Desde entonces, comenzamos a construir algo único,
algo nuestro.
En enero de 2015 decidimos compartir la vida. Iniciamos un camino junto,
lleno de momentos felices, retos, aprendizajes y amor.
Pero lo más valioso fue su forma de amar: sin condiciones, sin reservas.
Aceptó a mi hijo como suyo, lo cuidó, lo amó y lo adoptó como si llevara su sangre.
Desde entonces, no fue solo mío… fue nuestro hijo.
Tuvimos también la dicha de conocer el amor más puro en un pequeño ser
que ahora nos cuida desde el cielo, y que sigue siendo parte de lo que nos une cada día.
Hoy, con el corazón lleno de gratitud, queremos compartir con
ustedes la alegría de celebrar nuestra unión civil y seguir escribiendo
esta historia de amor que nació sin buscarse… pero que hoy elegimos todos los días.